LA PREVENCIÓN EMPIEZA CON LA COMUNICACIÓN ABIERTA

Para ayudar a prevenir los trastornos alimenticios de los adolescentes, habla con tu hijo o hija sobre los hábitos alimenticios y la imagen corporal. Podría no ser fácil, pero es importante. Para empezar:

  • Fomenta los hábitos alimenticios saludables. Habla con tus hijos adolescentes acerca de cómo la dieta puede afectar su salud, apariencia y nivel de energía. Anímalos a comer cuando tengna hambre. Haz un hábito de comer juntos en familia.
  • Habla con ellos sobre los mensajes de los medios de comunicación. Los programas de televisión, las películas, los sitios en internet y otros medios pueden enviar a tus hijos adolescentes el mensaje de que sólo cierto tipo de cuerpo es aceptable. Anímalos a hablar sobre lo que vean o escuchen y a cuestionarlo —especialmente de sitios en internet u otras fuentes que promuevan la anorexia como la elección de un estilo de vida en lugar de un trastorno alimenticio.
  • Promueve una imagen corporal saludable. Habla con tus hijos adolescentes acerca de su auto-imagen y reafírmales que las formas de cuerpos sanos varían. No permitas apodos o chistes hirientes basados en las características físicas de una persona. Evita hacer comentarios sobre otra persona respecto de su peso o forma corporal.
  • Fomenta la autoestima Respeta los logros de tus hijos adolescentes y apoya sus metas. Escúchalos cuando hablen. Encuentra sus cualidades positivas, como curiosidad, generosidad y sentido del humor. Recuérdales que tu amor y aceptación son incondicionales — y no están basados en su peso o apariencia.
  • Comenta sobre los peligros de hacer dieta o comer por razones emocionales. Explícales que hacer dietas puede comprometer su nutrición, crecimiento y salud, así como llevar al desarrollo del trastorno por atracón con el tiempo. Recuérdales que comer o controlar su dieta no es una forma sana de enfrentar las emociones. Aliéntalos a que hablen con sus seres queridos, amigos o un orientador sobre cualquier problema que pudieran estar afrontando.
  • Utiliza la comida como alimento — no como recompensa o consecuencia. Resiste la tentación de ofrecer alimentos como soborno. De igual manera, no quites la comida como castigo.
Recuerda también la importancia de ser un buen ejemplo tú mismo. Si tú estás haciendo dieta constantemente, utilizando la comida para ayudarte con tus emociones o hablas sobre perder peso, es posible que tengas dificultad para alentar a tus hijos adolescentes a mantener una dieta sana o a que se sientan satisfechos con su apariencia. En lugar de eso, haz elecciones conscientes sobre tu estilo de vida y enorgullécete de tu cuerpo.


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